31 agosto 2006

 

"Cáceres: Construir destruyendo". J. R. ALONSO DE LA TORRE/hoy digital

En Cáceres tenemos la manía de construir destruyendo. Contamos con el término municipal más extenso de España, pero cuando queremos levantar una urbanización o un edificio, en lugar de ocupar terrenos vacíos, preferimos destruir algún edificio singular de Cánovas o, como ahora va a suceder, cargarnos el vestigio más interesante de arqueología industrial que atesoramos: el poblado minero de Aldea Moret.
Este barrio fue construido a finales del siglo XIX por Segismundo Moret y Prendergast, el impulsor de la explotación minera, para ordenar los asentamientos que se habían levantado sin orden ni concierto en el entorno de los pozos. Se hicieron viviendas para directivos y obreros organizadas de manera reticular. Se trataba y se trata de una especie de ciudad jardín cuya tipología es prácticamente única en España. De los poblados que conozco en Extremadura, este de Aldea Moret y el de Vegaviana me parecen dos ejemplos urbanísticos que merecen ser conservados como tesoro arquitectónico único. De hecho, son visitados por excursiones de estudiantes de Arquitectura de Madrid y Sevilla en viaje formativo.Este nuevo caso de destrucción de nuestro patrimonio ratifica esa manía cacereña de creer que con conservar la parte antigua ya nos basta, como si más allá del Arco de la Estrella no tuviéramos nada que valiera la pena. Es curioso que, mientras en el resto del mundo se hace un esfuerzo por valorar y recuperar el patrimonio arqueológico industrial, nosotros lo despreciemos. En Asturias, los poblados mineros de Bustiello y Ujo se rehabilitan para integrarlos en una red de instalaciones aglutinadas alrededor del museo de la minería de El Entrego. En Escocia brilla como perla turística el poblado algodonero de New Lanark. En Cataluña destacan las colonias industriales de Llobregat. En Valonia (Bélgica francófona), el patrimonio minero es un mimado emblema turístico. En Cuba conservan y recuperan los poblados de la minería en Matahambre y de la antigua cervecería La Tropical. En Cáceres destruiremos nuestro bello poblado minero para levantar adosados. No tenemos remedio.

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