20 agosto 2006

 

"El Patrimonio Dilapidado". Antonio Campesinos. Catedrático de Urbanismo de la Universidad de Extremadura.

Conocido el programa de actuación urbanística proyectado sobre los despojos del poblado minero de Aldea Moret, nos vemos obligados, una vez más, a movilizar una nueva plataforma ciudadana en defensa del patrimonio cacereño dilapidado.
Entre los años 1866 y 1875 se sitúan los inicios de la explotación del yacimiento de fosforita en las calizas devónicas cacereñas por la sociedad minera La Fraternidad, que obliga a los mineros a ubicar su precaria habitación en diseminado junto a los pozos, generándose así el primitivo barrio de Las Minas. La adquisición por Segismundo Moret y Prendergast de la citada sociedad, sustituida en 1876 por la Sociedad General de Fosfatos de Cáceres, permitirá tecnificar la extracción de fosforita y modernizar el transporte preindustrial con la traída del ferrocarril a las minas (28 de junio de 1880).
El nuevo modo de transporte, con ramal derivado desde la estación de Arroyo-Malpartida en la línea férrea internacional Madrid-Cáceres-Portugal (8 de octubre de 1881), permitirá la eclosión concentrada del nuevo poblado minero de Aldea Moret, que tomará el nombre de su patrono benefactor, ministro de Fomento y perejil de todas las salsas cortesanas, tanto por el control de la sociedad de fosfatos como por las concesiones de proyectos ferroviarios a empresas y capitales extranjeros. A tan insigne personaje se le dedicaría una calle en el centro histórico de la ciudad.
El poblado minero de Aldea Moret, en el centro de la explotación de fosfatos, a 2 kilómetros de Cáceres y comunicado por ferrocarril, será el primer proyecto de urbanismo planeado (1886) de influencia paternalista anglosajona, que se enmarca en la teoría de la garden-city del último tercio del siglo XIX.
Se diseñó con trama ortogonal, con calles amplias y rectas, aceradas y arboladas y con detalles de mobiliario urbano de hierro forjado. Su tipología arquitectónica es de ciudad-jardín en viviendas de una planta, con jardín delantero y patio trasero, para técnicos y obreros. Fue un poblado autónomo en servicios y dotaciones sociales con la iglesia de San Eugenio (1880-1886), economato y escuela. Una urbanización industrial que se anticipa en cuatro décadas a la formulación de otras dos tipologías planeadas de ciudad-jardín de signo social contrapuesto: el ensanche de Cánovas y el barrio de Casas Baratas de Peña Redonda, ambas herencias patrimoniales también desaparecidas en combate.
Entre 1886 y 1981 los censos de población nos permiten contrastar los vaivenes de crecimiento-decrecimiento del poblado, en paralelo a los procesos de euforia y crisis de la explotación minera: los 79 vecinos fundacionales (340 habitantes) de 1886, ascienden a 154 (571 habitantes) en 1910, coyuntura de euforia que alcanzará su techo entre 1914-1918 por la demanda internacional de fosfato de la Primera Guerra Mundial, para hundirse con la crisis de 1929 que supone el cierre de las instalaciones hasta 1947 y rompe la unidad del poblado, favorecida por la iniciativa municipal de autoconstrucción de la barriada nueva (1930). Pese a la reanudación del proceso productivo en la postguerra, la producción de fosfatos de Aldea Moret no podrá soportar la competencia de los norteafricanos y sucumbirá en 1960, finiquitando la empresa Explosivos Riotinto el expediente de crisis en 1973. En 1981, la población residual se limitaba a 26 vecinos y 76 habitantes.
El analfabetismo cultural y patrimonial de los agentes públicos y privados de esta ciudad permitió y sigue permitiendo el arrasamiento no sólo de los contenedores industriales de la explotación minera de fosfatos (nave de madera, estación de ferrocarril), salvo la reliquia de la nave Embarcadero, sino de la memoria urbanística y arquitectónica de la primera ciudad-jardín, la más antigua, mejor diseñada de cuantas han existido en la ciudad y única en su genero en Extremadura, cuyos restos arqueológicos bien merecen una reivindicación en toda regla para evitar que sean hormigonados.
Los frentes de lucha en defensa del dilapidado patrimonio cacereño se multiplican cada día en esta ciudad que presume a diario de pertenecer al Patrimonio Mundial, pero que parece haberse abonado a ingresar cada año en la lista del Patrimonio Mundial en peligro (véase http://www.icomos.org/ Special Report on Spain -July, 2006) por méritos políticos propios.

Comentarios:
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
 
Animo desde nuestra Asociación, sin nuestro pasado no construiremos nuestro futuro.

Nos borraron el puente San Francisco, ahora quieren el poblado minero.

Suerte compañer@s
 
El Salvar el Poblado Minero de Aldea Moret, es un asunto de todos. La suerte, la vamos a necesitar todos.
Un abrazo, compañeros.
 
Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]